Esta enfermedad mental que destruye la memoria y que no tiene cura, afecta en México a un millón 300 mil personas, según la Secretaría de Salud.
En el mundo 46,8 millones de personas padecen demencia y entre el 60% y 70% de los casos corresponden a Alzheimer.
La OMS estima que para 2050 padecerán este trastorno 131.5 millones de personas en el mundo.
El Alzheimer es una enfermedad mental que destruye la memoria de manera progresiva y que afecta diversos aspectos de la vida diaria de quien la padece.
Hasta el momento no existe cura para este trastorno que afecta en su mayoría a mujeres y a mayores de 65 años. El 21 de septiembre de 1994 se conmemoró por primera vez el Día Mundial del Alzheimer que fue establecido por la Organización Mundial de la Salud y auspiciada por Alzheimer 's Disease International (ADI).
El Alzheimer, la causa más común de demencia, es un trastorno del cerebro que provoca el deterioro de la memoria y la conducta de manera progresiva. Esta enfermedad se debe a cambios en el cerebro por la presencia de la proteína beta amiloide que se acumula frecuentemente en el lóbulo temporal. Dicha toxina provoca inflamación y muerte progresiva de neuronas.
Algunos factores de riesgo son la edad (con frecuencia se registra en mayores de 65 años), la genética, la salud cardiovascular (hipertensión, obesidad) y el estilo de vida (sedentarismo, baja actividad cognitiva y social).
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) afecta más a mujeres: ellas tienen dos veces más probabilidades que los hombres, debido a que su cerebro podría ser más vulnerable al estrés, uno de los factores de riesgo. Las diferencias biológicas socioculturales o roles de género también influyen.
La OMS estima que 60 millones de personas tienen Alzheimer, de las cuales 8.1 por ciento son mujeres y 5.4 por ciento, hombres mayores de 65 años.
Signos
El inicio del Alzheimer es asintomático, pero pasa por 7 etapas, que van del olvido de eventos o conversaciones recientes, confundir lugares, no comprender distancias, extraviar cosas, perder la capacidad de realizar tareas cotidianas, hasta cambios en el estado de ánimo, comportamiento y la personalidad.
En las etapas avanzadas, la pérdida grave de la función cerebral puede provocar deshidratación, desnutrición o infección, complicaciones que pueden provocar la muerte.
Diagnóstico
A menudo, esta enfermedad se diagnostica con un examen médico. Se evalúan signos y síntomas. También se realizan pruebas de estado mental y neuropsicológicas, así pruebas de imágenes del cerebro (resonancia magnética y tomografía por emisión de positrones PET).
No todos los olvidos significan que se padezca Alzheimer, de ahí la importancia de un diagnóstico temprano y correcto. Si bien no hay cura el diagnóstico es el primer paso importante para obtener el tratamiento, la atención médica, la educación familiar y los planes adecuados para el futuro,
Una persona con Alzheimer siempre requerirá la ayuda y apoyo de algún familiar o cuidador, ya que a medida que se agrava pierden capacidad de responder a su entorno.
Los tratamientos actuales mejoran temporalmente los síntomas de pérdida de memoria y problemas con el pensamiento y el razonamiento, pero no detienen el deterioro y la muerte de las neuronas cerebrales,
El Alzheimer es una enfermedad mental que destruye la memoria de manera progresiva y que afecta diversos aspectos de la vida diaria de quien la padece.
Hasta el momento no existe cura para este trastorno que afecta en su mayoría a mujeres y a mayores de 65 años. El 21 de septiembre de 1994 se conmemoró por primera vez el Día Mundial del Alzheimer que fue establecido por la Organización Mundial de la Salud y auspiciada por Alzheimer 's Disease International (ADI).
El Alzheimer, la causa más común de demencia, es un trastorno del cerebro que provoca el deterioro de la memoria y la conducta de manera progresiva. Esta enfermedad se debe a cambios en el cerebro por la presencia de la proteína beta amiloide que se acumula frecuentemente en el lóbulo temporal. Dicha toxina provoca inflamación y muerte progresiva de neuronas.
Algunos factores de riesgo son la edad (con frecuencia se registra en mayores de 65 años), la genética, la salud cardiovascular (hipertensión, obesidad) y el estilo de vida (sedentarismo, baja actividad cognitiva y social).
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) afecta más a mujeres: ellas tienen dos veces más probabilidades que los hombres, debido a que su cerebro podría ser más vulnerable al estrés, uno de los factores de riesgo. Las diferencias biológicas socioculturales o roles de género también influyen.
La OMS estima que 60 millones de personas tienen Alzheimer, de las cuales 8.1 por ciento son mujeres y 5.4 por ciento, hombres mayores de 65 años.
Signos
El inicio del Alzheimer es asintomático, pero pasa por 7 etapas, que van del olvido de eventos o conversaciones recientes, confundir lugares, no comprender distancias, extraviar cosas, perder la capacidad de realizar tareas cotidianas, hasta cambios en el estado de ánimo, comportamiento y la personalidad.
En las etapas avanzadas, la pérdida grave de la función cerebral puede provocar deshidratación, desnutrición o infección, complicaciones que pueden provocar la muerte.
Diagnóstico
A menudo, esta enfermedad se diagnostica con un examen médico. Se evalúan signos y síntomas. También se realizan pruebas de estado mental y neuropsicológicas, así pruebas de imágenes del cerebro (resonancia magnética y tomografía por emisión de positrones PET).
No todos los olvidos significan que se padezca Alzheimer, de ahí la importancia de un diagnóstico temprano y correcto. Si bien no hay cura el diagnóstico es el primer paso importante para obtener el tratamiento, la atención médica, la educación familiar y los planes adecuados para el futuro,
Una persona con Alzheimer siempre requerirá la ayuda y apoyo de algún familiar o cuidador, ya que a medida que se agrava pierden capacidad de responder a su entorno.
Los tratamientos actuales mejoran temporalmente los síntomas de pérdida de memoria y problemas con el pensamiento y el razonamiento, pero no detienen el deterioro y la muerte de las neuronas cerebrales.