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¿Demasiados berrinches, una alerta de salud?

 

La salud infantil, una responsabilidad de todos, por ello el Día del Niño es una oportunidad para construirles un mundo saludable, feliz y lleno de amor. 
Los berrinches o rabietas son parte del desarrollo de los menores, pero los padres deben estar atentos a que no se conviertan en un problema mayor.
La frustración de un menor y sus limitaciones de lenguaje, como consecuencia de su corta edad, son factores que pueden llevar a los niños a expresar sus ansiedades con berrinches. Además de que los niños hacen berrinches porque no se les compra algo que desean o porque no se hace lo que desean en el momento que ellos quieren y estas rabietas van de los gritos, al llanto o incluso a tirarse en el piso en lugares públicos, lo que suele avergonzar a los padres y sus cuidadores, mientras la gente alrededor observa y opina, pero ¿por qué los niños actúan de esta manera? ¿cómo enfrentar estas situaciones? 
 
El dr. Luis Alfredo Domínguez Sansores, presidente de la Asociación Pediátrica del Puerto de Veracruz, explica que los berrinches son un comportamiento, hasta cierto punto, normal en el desarrollo infantil, que se presentan hacia el final de primer año y son frecuentes de los dos a los cuatro años siguientes de vida del menor. Algunos son más intensos que otros y por lo general se presentan cuando están cansados, con hambre o sueño. 
 
Explica que los menores no saben cómo expresar o regular sus emociones y puede ser una manifestación de frustración ante alguna situación y en ocasiones, señala, parte de la problemática es que el padre, madre o cuidador del niño no saben cómo orientar o manejar la situación. Si el niño hace un berrinche por algo que desea y el padre se lo proporciona sólo se le está fomentando a que no aprenda a manejar su frustración, además de que continuará haciéndolo, comenta el especialista infantil. 
 
Lo recomendable, agrega, es nunca ceder a los caprichos del niño. Hay que ser firme, pero no violento.
 
Cómo hacerles frente
El dr. Domínguez Sansores, también pediatra y alergólogo del Hospital D’María, destaca que, ante una crisis de berrinche, es importante que los padres no traten de solucionarlo con gritos, castigos, regaños o amenazas. Es importante no hacer sentir al pequeño ridiculizado, avergonzado o culpable de algo. 
 
Hay que tratar de distraerlo con otra cosa o calmarlo, cargarlo o separarlo del lugar, ya que se calme hablar con él sobre lo sucedido y orientarlo a probar otras formas de expresarse, así como explicarle las reglas.  Lo importante es la comunicación, promover la independencia, autoestima y manejo de emociones en el niño. 
 
Del berrinche a otros trastornos
El especialista, aclara, que hay otras causas importantes detrás de un berrinche.  Cuando un berrinche es muy repetitivo, sugiere, debemos indagar sobre el problema. Existen condiciones como el Trastorno de Déficit de Atención (TDA), la depresión, el trastorno disruptivo de personalidad, entre otros que incluso pueden estar relacionados con problemas de audición o visión, y que en consecuencia pueden llegar a estar relacionados con esta frustración de no sentirse comprendidos, no ver bien o no escuchar bien. Recalca que cuando el berrinche es repetitivo o se prolongan hasta después de los cinco años, es importante acudir con el médico para una valoración. 
 
Las rabietas o berrinches también son manifestaciones de cansancio, explica el especialista. “A veces padecen rinitis o alergias por lo que los niños no entran en un sueño profundo o reparador y ese cansancio les genera un estado de enojo o ira. En ocasiones los berrinches severos son por un cansancio crónico en el niño que se asocia a rinitis alérgica, sinusitis o hipertrofia de adenoides, entre muchas otras causas”. 
 
Recomienda que para que el menor tenga un descanso adecuado es importante crearle rutinas: de descanso, de alimentación, de higiene, de actividades.  Señala que el descanso o la hora de dormir siempre sea a la misma hora, la adecuada para la recuperación de su organismo es entre 8:00 y 9:00 de la noche, que sea en un lugar cómodo, oscuro, con temperatura agradable para que duerma entre 10 y 12 horas.
 
La presencia de dispositivos inteligentes como tabletas y celulares se han convertido en factor para la alteración de rutinas en los menores. Si bien para algunos padres o cuidadores, este tipo de dispositivos se han convertido en una herramienta complementaria para entretener, la realidad es que su beneficio es limitado, indica el especialista que incide en que “Actualmente el uso de pantallas es factor para que a los menores les cueste conciliar el sueño”, más aún cuando se usan cerca de las horas determinadas para dormir.
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La frustración de un menor y sus limitaciones de lenguaje, como consecuencia de su corta edad, son factores que pueden llevar a los niños a expresar sus ansiedades con berrinches. Además de que los niños hacen berrinches porque no se les compra algo que desean o porque no se hace lo que desean en el momento que ellos quieren y estas rabietas van de los gritos, al llanto o incluso a tirarse en el piso en lugares públicos, lo que suele avergonzar a los padres y sus cuidadores, mientras la gente alrededor observa y opina, pero ¿por qué los niños actúan de esta manera? ¿cómo enfrentar estas situaciones?

El dr. Luis Alfredo Domínguez Sansores, presidente de la Asociación Pediátrica del Puerto de Veracruz, explica que los berrinches son un comportamiento, hasta cierto punto, normal en el desarrollo infantil, que se presentan hacia el final de primer año y son frecuentes de los dos a los cuatro años siguientes de vida del menor. Algunos son más intensos que otros y por lo general se presentan cuando están cansados, con hambre o sueño.

Explica que los menores no saben cómo expresar o regular sus emociones y puede ser una manifestación de frustración ante alguna situación y en ocasiones, señala, parte de la problemática es que el padre, madre o cuidador del niño no saben cómo orientar o manejar la situación. Si el niño hace un berrinche por algo que desea y el padre se lo proporciona sólo se le está fomentando a que no aprenda a manejar su frustración, además de que continuará haciéndolo, comenta el especialista infantil.

Lo recomendable, agrega, es nunca ceder a los caprichos del niño. Hay que ser firme, pero no violento.

Cómo hacerles frente

El dr. Domínguez Sansores, también pediatra y alergólogo del Hospital D’María, destaca que, ante una crisis de berrinche, es importante que los padres no traten de solucionarlo con gritos, castigos, regaños o amenazas. Es importante no hacer sentir al pequeño ridiculizado, avergonzado o culpable de algo.

Hay que tratar de distraerlo con otra cosa o calmarlo, cargarlo o separarlo del lugar, ya que se calme hablar con él sobre lo sucedido y orientarlo a probar otras formas de expresarse, así como explicarle las reglas.  Lo importante es la comunicación, promover la independencia, autoestima y manejo de emociones en el niño.

Del berrinche a otros trastornos

El especialista, aclara, que hay otras causas importantes detrás de un berrinche.  Cuando un berrinche es muy repetitivo, sugiere, debemos indagar sobre el problema. Existen condiciones como el Trastorno de Déficit de Atención (TDA), la depresión, el trastorno disruptivo de personalidad, entre otros que incluso pueden estar relacionados con problemas de audición o visión, y que en consecuencia pueden llegar a estar relacionados con esta frustración de no sentirse comprendidos, no ver bien o no escuchar bien. Recalca que cuando el berrinche es repetitivo o se prolongan hasta después de los cinco años, es importante acudir con el médico para una valoración.

Las rabietas o berrinches también son manifestaciones de cansancio, explica el especialista. “A veces padecen rinitis o alergias por lo que los niños no entran en un sueño profundo o reparador y ese cansancio les genera un estado de enojo o ira. En ocasiones los berrinches severos son por un cansancio crónico en el niño que se asocia a rinitis alérgica, sinusitis o hipertrofia de adenoides, entre muchas otras causas”.

Recomienda que para que el menor tenga un descanso adecuado es importante crearle rutinas: de descanso, de alimentación, de higiene, de actividades.  Señala que el descanso o la hora de dormir siempre sea a la misma hora, la adecuada para la recuperación de su organismo es entre 8:00 y 9:00 de la noche, que sea en un lugar cómodo, oscuro, con temperatura agradable para que duerma entre 10 y 12 horas.

La presencia de dispositivos inteligentes como tabletas y celulares se han convertido en factor para la alteración de rutinas en los menores. Si bien para algunos padres o cuidadores, este tipo de dispositivos se han convertido en una herramienta complementaria para entretener, la realidad es que su beneficio es limitado, indica el especialista que incide en que “Actualmente el uso de pantallas es factor para que a los menores les cueste conciliar el sueño”, más aún cuando se usan cerca de las horas determinadas para dormir.

 

 

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